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Enfermedades en perros

Hepatitis canina: cómo detectarla, síntomas y tratamiento

MIÉRCOLES, 17 DE MAYO DE 2023

La hepatitis en perros es una enfermedad que puede resultar grave. Como papá o mamá perruno, es importante que aprendas a prevenirla, identificar sus síntomas y saber cuándo pedir cita con el veterinario. En este artículo, abordamos sus tipos, causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento.

¿Qué es la hepatitis canina y cómo se produce?

Esta dolencia es contagiosa, con pronóstico grave y prácticamente nula probabilidad de cura, ninguna raza está exenta de riesgos, y esto incluye al Pastor Alemán y al Pastor Belga, por dar solo dos ejemplos de razas tradicionales y ejemplares activos y vigorosos. Su principal consecuencia es que produce la inflamación del hígado. En determinadas situaciones, llega a ser mortal. Por tal razón, es aconsejable que prestes atención a cualquier señal de alerta. De este modo, se tratará adecuadamente y a su tiempo.

En gran medida, esta patología afecta a menores de un año. No obstante, con el tratamiento adecuado, es posible una calidad de vida relativamente buena. Esta incluye un enfoque sintomatológico de por vida. Asimismo, tendrás que realizarle análisis clínicos periódicos para comprobar la respuesta a las medicinas y su posible reajuste.

Como el hígado es un órgano fundamental del cuerpo, su fallo supone una alteración sustancial de la salud. Interviene en los siguientes procesos del organismo:

  • Metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y lípidos.
  • Desintoxicación de los xenobióticos y los metabolitos.
  • Almacenamiento de vitaminas, grasa, glucógeno y oligoelementos.
  • Digestión de la grasa.
  • Inmunoregulación.

Al igual que ocurre con otras afecciones, hay razas predispuestas a esta. Algunas de ellas son:

El virus que causa esta enfermedad provoca, a su vez, la insuficiencia hepática en perros, lo que supone que el hígado deja de funcionar por un tiempo. Recordemos que el hígado es uno de los mayores órganos del cuerpo y que, además, se distingue por su capacidad de regeneración. Es decir, se puede extirpar una parte, ya que este se regeneraría.

En definitiva, su papel es clave como protección inmunológica, elemento detoxificante de numerosas sustancias y facilitador de homeostasis metabólica.

Tipos de hepatitis canina: ¿cuáles son los más comunes?

Hay varios tipos de hepatitis dependiendo de su causa. Son los siguientes:

  • Común o tóxica. El tejido del hígado va acumulando una cantidad excesiva de sustancias que resultan nocivos, sobre todo, cobre y hierro. También lo son los hongos y los virus. Por lo general, es asintomática hasta que ya está muy avanzada.
  • Autoinmunitaria. Las células autoinmunes atacan a las hepáticas, lo que ocasiona graves lesiones. El origen es un mal funcionamiento de las primeras.
  • Infecciosa. Está provocada por el Adenovirus canino tipo I, que entra en el organismo cuando ingiere, por ejemplo, heces, orina, saliva de animales infectados o secreciones nasales. Es muy contagiosa y, en ocasiones, causa el fallecimiento en solo unos días.

Además, se puede dar en diversos niveles:

  • Preaguda. Su prevalencia es escasa, ya que con vacunación es posible prevenirla. Afecta a cachorros en edades tempranas, aproximadamente, hasta las tres semanas. La vía de contagio suele ser materna. En el caso de que se produzca, muchas veces ocasiona la muerte rápida.
  • Aguda. Es la más habitual y sus síntomas no se notan hasta que está muy avanzada. Aunque se puede complicar, en un 80 % de los casos el animal acaba superándola.
  • Leve: Se manifiesta con procesos febriles leves, diarrea o inflamación de ganglios, aunque su pronóstico es favorable con un tratamiento sencillo.

Síntomas de la hepatitis canina

Sintomas de la hepatitis canina

A veces, resulta complicado reconocer las enfermedades que afectan a un perro. Esto se debe, principalmente, a que no se manifiestan con síntomas claros. En este caso ocurre así. Las señales son inespecíficas y leves hasta que el proceso está ya muy desarrollado.

1. Pérdida de apetito y peso

Es algo común en muchas de las dolencias que les afectan. Sin embargo, no siempre resulta sencillo apreciar que come menos o que está más delgado. En ese sentido, vigilar el recipiente donde le pones cada día su comida es un hábito que es recomendable interiorizar. De este modo, verás si ha dejado mucha cantidad. Por otro lado, si lo llevas de manera periódica al veterinario para chequeos habituales, este le pesará. Así descubrirá si hay alguna alteración a la que haya que prestar atención.

2. Letargo y debilidad generalizada

Cuando su estado normal se altera en un solo factor, la causa puede ser fortuita o coyuntural. No obstante, si además de síntomas como los anteriores, lo notas aletargado y débil, pide la opinión de un especialista. Son señales que se dan en fases tempranas que, de manera puntual, van acompañadas de procesos febriles intermitentes.

3. Fiebre y dolor abdominal

El empeoramiento lleva consigo fiebres más altas y dolores abdominales. Se agrandan sus ganglios linfáticos y se enrojecen y amarillean sus membranas mucosas (ictericia). Asimismo, llegan los vómitos y el sangrado de encías. A eso se une insuficiencia hepática y una inflamación del hígado, que resulta complicado notar por la ubicación del órgano en su cuerpo.

Todo esto va acompañado de otras patologías, tales como:

  • Anorexia.
  • Poliuria y polidipsia, es decir, bebe y orina más.
  • Hemorragias.
  • Encefalopatía hepática. Es una consecuencia neurológica, que implica el mal funcionamiento del cerebro debido al fallo hepático.
  • Convulsiones o ascitis.

Diagnóstico de la hepatitis canina

Lo primero que tienes que hacer ante la sospecha es acudir al veterinario para obtener un diagnóstico. De esta manera, se puede abordar un tratamiento más efectivo que mejore la esperanza y la calidad de vida.

Como ya hemos mencionado, sí es contagiosa la hepatitis en perros y, aunque las campañas de vacunación son efectivas, es posible que haya brotes. Por tal motivo, merece la pena estar alerta para prevenir riesgos.

1. Evaluación clínica por parte de un veterinario

El enfoque diagnóstico se basará en la descripción del dueño, la observación ocular y una evaluación clínica que tenga en cuenta el historial. Si se considera la existencia de una probabilidad alta de sufrir esta enfermedad, se pasará a la realización de analíticas para salir de dudas.

2. Análisis de sangre y muestras de orina para detectar la presencia de virus o inflamación hepática

Tras una exploración exhaustiva, se procederá a tomar muestras de orina y sangre. También se pueden coger del riñón, el hígado o el ojo. Para ello, se usa la técnica de la inmunofluorescencia. Con los resultados en la mano, será el momento de decidir el abordaje del tratamiento, que tendrá que ver con la gravedad detectada.

Tratamiento para la hepatitis canina

Mitigar los dolores y otras consecuencias de esta enfermedad implica una amplia variedad de planteamientos. Por ejemplo, hay que saber cómo tratar la ascitis hepática en perros, es decir, la acumulación de líquido en los tejidos.

En términos generales, trata de que esté en reposo hasta que termine su recuperación. Aunque notes mejorías y quieras que retome sus rutinas, evítalo, ya que suele ser contraproducente. Ten paciencia.

Además de esta vida tranquila, ten en cuenta estas líneas de acción.

1. Medicamentos para reducir la inflamación hepática y mejorar la función hepática

El especialista recetará antiinflamatorios con el objetivo de disminuir la hinchazón y analgésicos para mitigar los dolores. Igualmente, esto se combinará con inmunodepresores y antibióticos que combatirán la infección. Otras opciones son:

  • Antioxidantes.
  • Vitaminas C y D.
  • S-adenosil-L-metionina.
  • Antifibróticos.
  • Quelantes del cobre y ácido ursodeoxicólico para prevenir lesiones oxidativas.

2. Fluidoterapia para hidratar y mantener la salud del perro

Esta terapia consiste en suministrar fluidos vía intravenosa o subcutánea para restablecer el equilibrio de líquidos y nutrientes. De esta forma, se hace frente a la deshidratación que causan las diarreas y la inapetencia habituales en estos cuadros clínicos.

Las pérdidas de líquido se producen de maneras muy distintas, que incluyen:

  • Orina, es decir, por vía renal.
  • Deposiciones o vía digestiva. En estos casos, son, sobre todo, las citadas diarreas y vómitos.
  • Funciones orgánicas, como la respiración o sudoración.

3. Dieta especial para reducir la carga hepática y mantener la nutrición adecuada

Una correcta alimentación natural de perros es básica para frenar los síntomas y evitar un empeoramiento. En ese sentido, si quieres que los problemas hepáticos le causen a tu perro el menor daño posible, existen una serie de alimentos desaconsejados que debes conocer. Entre ellos están:

  • Carbohidratos.
  • Grasas.
  • Piensos.

En la medida en que puedas, deberías no suministrarle una cantidad excesiva de fármacos. Al fin y al cabo, parte de ellos también puede llegar al hígado y dañarle.

¿Cómo cuidar al perro afectado por hepatitis canina?

Ya hemos visto que hay consecuencias graves en algunos supuestos, como la encefalopatía hepática en perros, que es un problema neurológico. Por eso, una vez logrado el diagnóstico seguro, tendrás que recurrir a los mejores cuidados. Esto supone, a veces, la hospitalización y, en otras, la administración de fármacos.

1. Controlar la dieta y evitar alimentos que puedan dañar el hígado

Lo principal es planificar una dieta baja en proteínas, que incluya alimentos naturales y excluya todo tipo de piensos o comida procesada.

2. Evitar la exposición a sustancias tóxicas y mantener al perro en un ambiente seguro

Hablamos, por ejemplo, de fármacos, alimentos industriales y piensos procesados. Las grasas en exceso también están contraindicadas. A eso se suma que debe estar en un ambiente seguro y cómodo para que mantenga la tranquilidad y el sosiego. Ha de descansar mucho para poder recuperarse de la mejor manera.

3. Controlar el uso de medicamentos y seguir las recomendaciones del veterinario

Abordar un problema hepático en perros requiere un control exhaustivo de los productos farmacológicos que ingiere. Dada la naturaleza de esta dolencia, es importante no contribuir a un empeoramiento, aunque las medicinas resultan necesarias como recurso paliativo.

Consejos para la prevención de la hepatitis canina

A menudo, la prevención es la mejor estrategia para combatir las enfermedades. No obstante, requiere un seguimiento estricto de hábitos y acciones que contribuyan al aseguramiento del bienestar y la salud.

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1. Vacunación contra la hepatitis canina

Este es el medio más eficaz contra la modalidad vírica de esta dolencia. Hay inyectables que inoculan cepas de adenovirus de tipo 2 (CAV-2) atenuados.

Además de proteger de manera cruzada contra el CAV-1, evitan la opacidad de la córnea que ocurría con anteriores versiones. En la actualidad, está contemplada en la tetravalente DHPP, que se pone entre las 8 y 12 semanas (a las 16 semanas se repite la dosis). Protege contra:

Los cachorros de madres vacunadas son inmunes hasta las 12 semanas, aproximadamente, gracias a la lactancia. Sin embargo, como medida preventiva, es recomendable una vacuna anual cuando crecen.

2. Control de la dieta y evitación de alimentos tóxicos

Tal y como ya hemos indicado, es algo que debe hacerse con carácter general. Han de eliminarse de la alimentación cualquier tipo de productos tóxicos y con exceso de grasas. Esto es importante en todo caso, ya que en la nutrición reside una gran parte de las opciones de un adecuado crecimiento y salud.

Los piensos industriales y procesados nunca han de ser consumidos. En su lugar, hay que optar por una alimentación natural.

3. Mantenimiento de un ambiente seguro y saludable para el perro

La limpieza, tanto en su hábitat como en todo su entorno, una dieta apropiada y la suficiente tranquilidad contribuyen a garantizar su buen estado. Si ingiere tóxicos, su hígado puede resentirse, al igual que si está sometido a ambientes poco saludables. Por lo tanto, aconsejamos un estilo de vida activo, con ejercicio físico habitual, así como el cumplimiento del calendario de vacunación.

Conclusiones y recomendaciones finales sobre la hepatitis canina

Conclusiones y recomendaciones finales sobre la hepatitis canina

Como hemos visto, el funcionamiento del hígado del perro se puede ver afectado negativamente por un conjunto de factores. Parásitos, productos tóxicos, virus, mala alimentación, bacterias, tumores o una medicación inadecuada son algunos de ellos.

El resultado es una inflamación de la zona que merma la funcionalidad hepática, que desemboca en hepatitis, lipidosis por acumulación de grasa o cirrosis. Este último es el daño permanente del hígado.

Conociendo estos datos, hay una serie de conclusiones que se extraen para establecer un enfoque preventivo. Los pilares del estilo de vida que debes buscar son la higiene, la alimentación saludable supervisada por nutricionistas cualificados y las visitas periódicas al veterinario.

A eso hay que añadir una actitud de alerta constante para detectar cualquier señal que nos haga sospechar de un problema en su organismo. La rapidez de respuesta ante cualquier síntoma llega a salvar la vida de muchos perros.

Cumplir con estas recomendaciones puede hacernos ver cosas que, de otra forma, pasarían desapercibidas. Es el caso de la mencionada ascitis o acumulación de líquidos en el abdomen, que causa inapetencia, dolor abdominal y pérdida de peso. Pero esa es solo una de las señales que nos pueden hacer ver que algo no va bien en su organismo. Existen otras muchas que hemos ido viendo y que merece la pena tener en cuenta.

Otra de las conclusiones a las que llegamos es la importancia de la alimentación del perro, tanto en la prevención de la hepatitis en perros como en otros muchos supuestos. Unas recetas para perro saludables y naturales siempre son beneficiosas. Recuerda que en Dogfy Diet contamos con un equipo de nutricionistas caninos que preparará una dieta adaptada a las necesidades particulares de cada caso. Además, te damos acceso a una prueba con descuento de 14 días. ¡Calcula gratis lo que necesita comer tu perro!

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Preguntas frecuentes

¿Qué diferencia hay entre hepatitis crónica y agua en perros?

La crónica implica insuficiencia hepática en perros durante toda la vida. Por el contrario, la aguda es un episodio intenso y aislado. Dura unos días, normalmente, aunque puede tener consecuencias graves. Por eso, hay que visitar a un veterinario que sepa enfrentarse complicaciones y conozca, por ejemplo, cómo tratar la ascitis hepática en perros.

Cuando nos referimos a la crónica, implica que acarrea otras afecciones graves como encefalopatía hepática en perros. No obstante, un tratamiento adecuado tiende a mitigar los síntomas y optimizar la calidad de vida.

¿Deja secuelas la hepatitis en los perros?

Si te preguntas si es contagiosa la hepatitis en perros, la respuesta es que sí. El problema hepático en perros se transmite de unos a otros y deja secuelas. Una de ellas es una opacidad en la córnea, que se denomina comúnmente ojo azul y técnicamente queratitis intersticial. Por suerte, no es grave y suele desaparecer a los pocos días de la recuperación de la variante infecciosa de la hepatitis.

¿Qué debes hacer si tu perro tiene síntomas de hepatitis?

Acude con rapidez a un veterinario para que le practique las pruebas correspondientes, que incluirán una biopsia para un diagnóstico seguro. Hay otras analíticas posibles, como la de sangre, pero no son tan certeras. Si el resultado es positivo, el especialista se encargará de decidir el tratamiento adecuado.

¿Cómo se puede prevenir la hepatitis en perros?

La mejor manera de hacerlo es vacunar, cuando hablamos de la variante vírica. Esto incluye una dosis inicial cuando son cachorros y otras de recurso anuales. En este sentido, como dueño has de tener controlado el calendario de vacunación y cumplirlo de manera escrupulosa. Además, es obligatorio si quieres viajar con él o acudir a lugares donde hay concentraciones de otros animales y personas.