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Enfermedades en perros

Displasia de Cadera en Perros: Cómo Tratarla

LUNES, 8 DE MAYO DE 2023

La displasia de cadera en perros es una dolencia que puede dificultar enormemente su vida diaria. Como su dueño, resulta esencial que puedas detectarla desde las edades más tempranas. Así, podrás atajar el problema, mitigar el dolor y combatir el deterioro óseo y cartilaginoso. En este artículo, analizamos la información básica, síntomas y posibles tratamientos.

¿Qué es la displasia de cadera en perros y cómo se produce?

Es un padecimiento óseo que se produce en la articulación coxofemoral por un mal encaje de los huesos de la cadera. Puede darse en una o en las dos extremidades. Ocurre cuando la cabeza del fémur no se ajusta bien a la cavidad del hueso coxal o acetábulo, que es donde se forma la articulación. Puede ser un fenómeno parcial (subluxación), o total (luxación). Se evidencia a partir de los 5 o 6 meses de vida, aunque inicialmente suele presentar síntomas muy leves.

Cuando no se interviene, puede acabar en una displasia de cadera avanzada en perros, que implica molestias de consideración y dificultades de movimiento. A veces causa artrosis, es decir, inflamación de las áreas cartilaginosas de la articulación, junto con microfracturas y osteoartrosis.

En este sentido, a largo plazo también produce deformidades, como el aplanamiento del acetábulo o el aplastamiento de la cabeza del fémur hasta achatarlo. Esto da como resultado grandes carencias de movilidad, por lo que, en ocasiones, se proporcionan productos ortopéticos o se colocan prótesis y adaptaciones en la vivienda.

Existen hasta cuatro grados, dependiendo de la manifestación de los síntomas, la alteración de los movimientos y el proceso degenerativo. Así lo determina la OFA (Orthopedic Foundation for Animals). El grado I es el más leve, mientras que en los siguientes se va incrementando el deterioro. En el III, por ejemplo, una gran parte de la cabeza del fémur se encuentra ya fuera del acetábulo. Esto tiene notables consecuencias en la movilidad. La dificulta y la hace molesta, por lo que el animal se vuelve sedentario.

Mientras, en la fase IV se produce la luxación de la cabeza femoral. Aquí se da la máxima expresión de las consecuencias de la fricción entre los huesos desencajados. Por lo tanto, tiene efectos muy evidentes y su tratamiento requiere una intervención especializada.

Síntomas de la displasia de cadera en perros

Sintomas de la displasia de cadera en perros

Los síntomas de la displasia de cadera en perros pueden variar dependiendo del grado y de la edad. También influyen las características del perro, por lo que raza o su historial veterinario son algunos de los factores para considerar.

A grandes rasgos, en los cachorros la detección es complicada, sobre todo en las primeras semanas de vida. En el momento de nacer es imposible que haya desgaste óseo. A medida que pasa el tiempo es cuando se van deteriorando sus huesos y articulaciones.

Por eso, tiene que presentarse un desarrollo rápido y grave para que los síntomas sean evidentes en esta fase. Cuando van creciendo, algunas de las señales que van apareciendo sí que resultan evidentes. Por lo tanto, merece la pena observarlas con detenimiento, para tener seguridad de su causa. Algunos de los principales síntomas son:

  • Cojea ligeramente o muestra signos de debilidad en las patas traseras.
  • Camina juntando mucho las patas o incluso se le cruzan.
  • Se balancea mucho al caminar o trotar.
  • Se mueve poco, su nivel de actividad es bajo y tiende a sentarse mientras otros juegan o pasean.
  • Muestra señales de molestias si se juega con él de forma brusca.
  • Se resiste a ciertos esfuerzos, como subir escaleras.

En el adulto, avanza la atrofia muscular y eso provoca una cojera evidente. Esto ocurre tanto con movimientos atípicos como cuando se levanta después de estar tumbado. En esos momentos es cuando experimenta el malestar con más intensidad, hasta que se produce el calentamiento de los tejidos.

Podrás observar cómo al andar o corretear evita ciertos giros o movimientos, para así no resentirse. Una de las señales más evidentes es correr moviendo las patas traseras igual que los conejos, es decir, a la vez. Pasa lo mismo cuando está sentado y quieto, que, igualmente, las mantiene muy juntas.

Causas de la displasia de cadera en perros

Como ves, esta dolencia puede variar en gravedad y hay que intentar obtener un diagnóstico precoz para intervenir cuanto antes. Entonces, ¿cuándo aparece la displasia de cadera en perros?

Su origen se debe, principalmente, a causas genéticas, por lo que hay que vigilar a los cachorros con progenitores que la hayan sufrido. Aun así, no siempre hay una relación directa; no es seguro que siempre se herede de una generación a otra. Desarrollarla o no puede depender de una combinación de factores. Entre ellos están:

  • Obesidad y sobrepeso.
  • Descompensación nutricional, sobre todo en lo relativo a niveles de calcio y fósforo.
  • Niveles bajos de vitamina C.
  • Rapidez excesiva en el crecimiento.
  • Desequilibrios hormonales.
  • Actividad superior a la normal en el periodo de desarrollo.

Además, hay razas especialmente proclives, entre las que se incluyen las siguientes:

En términos generales, las razas más grandes son las más propensas, aunque, como hemos indicado, es una combinación de factores la que la desencadena.

Así, también hay razas medianas y pequeñas con altos porcentajes de diagnóstico positivo. Estas son algunas:

Diagnóstico de la displasia de cadera en perros

Un veterinario puede saber con cierto grado de seguridad si se encuentra ante una patología de este tipo. A menudo, le basta con la observación directa para tener pistas claras, aunque el diagnóstico definitivo se obtiene con radiografía. Igualmente, como los síntomas son similares a los de otras afecciones, es recomendable un diagnóstico diferencial.

Entre las dolencias coincidentes en sintomatología están, entre otras, las siguientes:

  • Ortopédicas de distinto tipo.
  • Artropatías autoinmunes.
  • Neurológicas.
  • Tumores óseos.

En esta línea, el reconocimiento ortopédico requiere observación en reposo, andando y en trote. A esto se le suma la palpación de las extremidades, detección de asimetrías y de posibles molestias, crepitación anómala, laxitud o atrofias musculares. Si hay cambios artrósicos y fibrosis de los tejidos blandos, la capacidad de extensión de las articulaciones es mucho menor. Para los cachorros de unos cinco meses se suele hacer uso de la maniobra de Ortolani o del test de Barden.

En otros casos, se requiere un examen radiográfico para confirmar el diagnóstico. Muchos veterinarios recurren al método cuantitativo de distracción PennHIP para medir el grado de laxitud de la cadera. Así se puede detectar si el animal sufre esta dolencia y predecir si se desarrollará. Entre sus ventajas está que se puede estudiar la situación para decidir las alternativas quirúrgicas que eviten la artritis incapacitante.

Ambas opciones requieren una sedación leve y se puede practicar a partir de las diez semanas. Por ejemplo, al proceder a la vacunación.

No obstante, hay otros métodos, como el radiográfico de compresión y distracción, que requiere anestesia general o sedación profunda. Además, la relajación muscular debe ser total y no se ha de producir movimiento alguno de las extremidades.

Tratamiento de la displasia de cadera en perros

En cuanto a cómo tratar la displasia de cadera en perros, la respuesta varía según el grado en que se encuentre. Esta es la razón por la que detectarla cuanto antes resulta esencial. Así se puede intervenir con mayor efectividad.

Además, no existe una cura, aunque sí una ralentización del desarrollo y numerosas posibilidades de aliviar los síntomas.

Tratamiento médico no quirúrgico: medicamentos y terapias

Antes que llegar a la mesa de operaciones contamos con la opción de aplicar una serie de medidas alternativas. Consisten en estrategias farmacológicas y terapéuticas que buscan lograr buenos resultados sin necesidad de recurrir a la cirugía. Entre ellas están las siguientes:

  • Medicamentos antiinflamatorios.
  • Complementos nutricionales con glucosamina y sulfato para reforzar los cartílagos.
  • Complementos vitamínicos, que incluyen las vitaminas C y E y antioxidantes, para proteger los tejidos y evitar su degeneración progresiva.
  • Dietas para frenar la obesidad o el sobrepeso. De esta manera, la estructura ósea y cartilaginosa se ve sometida a menos presión, por lo que se mitiga el malestar y se frena el deterioro.

Tratamiento quirúrgico: opciones de cirugía para la displasia de cadera

Cuando no se ve otra solución está la posibilidad de la operación de displasia de cadera en perros. Con ella se consigue que la articulación encaje y se pueda recuperar un cierto grado de normalidad.

En términos generales, hay dos opciones principales:

  • Prótesis. Con ella se sustituye la cabeza del fémur por una pieza metálica con la misma función. Los resultados son muy buenos, pero a veces presenta complicaciones graves. Además, otra desventaja es su alto precio.
  • Artroplastia. En la intervención se corta la cabeza del fémur de manera que se logra erradicar el padecimiento articular. El inconveniente es que no es una solución definitiva, por lo que el perro deberá pasar revisiones periódicas.

Cuidados especiales para perros con displasia de cadera: consejos y recomendaciones

Los signos clínicos y el nivel de molestias condicionan los cuidados especiales. Ya hemos hablado de tratamientos con antiinflamatorios y suplementos nutricionales. Estos últimos incluyen glucosamina, sulfato de condroitina y ácidos grasos omega-3, siempre que sean recomendados por el veterinario. También están las inyecciones regulares de glicosaminoglicanos polisulfatados. A esto se añaden otras muchas medidas, como las que pasamos a describir a continuación.

Control de peso y alimentación adecuada

Una adecuada alimentación natural supervisada por nutricionistas con alta especialización contribuye a retrasar el avance. Además, los beneficios de la comida natural van más allá, porque se traducen en una mayor esperanza de vida y una mejora de las condiciones generales de salud. Aumenta su vitalidad y alivia los síntomas de muchas dolencias, incluidos los de esta.

Puedes recurrir a recetas variadas y completas, como las que proponemos en Dogfy con la mejor comida de tu perro para procurar controlar el peso especialmente cuando el animal sufre.

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Ejercicio moderado y terapia física

El ejercicio moderado mejora el estado general. Por eso es bueno practicarlo cada día. Además, evita la obesidad o el sobrepeso, fortalece las estructuras de apoyo alrededor de las extremidades y mejora la movilidad. No obstante, tenemos que evitar actividades de alto impacto como saltar, por ejemplo. Por otro lado, la fisioterapia ayuda a reducir la inflamación articular y muscular.

Adaptaciones en el hogar para mejorar la movilidad

En tu vivienda puedes realizar los cambios necesarios para hacerla más accesible. En el caso de que el deterioro de la salud del animal sea de consideración, puedes realizar rebajes o rampas para la entrada de la vivienda o de su caseta.

También dispones de recursos protésicos, ortésicos y otros, como sillitas, carritos, arneses, cabestrillos o alfombrillas. Intenta que todo sea funcional y esté pensado para hacer su vida más fácil. Evita que el suelo resbale, para que así le resulte más sencillo caminar.

Prevención de la displasia de cadera en perros: consejos y recomendaciones

No siempre está en manos del humano evitar la aparición de la enfermedad, pero sí que se pueden dar una serie de pasos para prevenirla. Estos son algunos.

Selección adecuada del tamaño y los criadores

Escoger un perro de tamaño pequeño o mediano reduce las posibilidades. En la misma línea, es aconsejable informarse sobre las posibilidades de herencia genética que predisponga.

Por otro lado, los papás y mamás perrunos han de tener presente cuándo es perjudicial realizar ejercicios de impacto o bruscos. Sobre todo, en los primeros meses de vida es importante que no se sobrecarguen las articulaciones o se sometan a esfuerzos excesivos.

También existen pruebas para comprobar si se sufre antes de un apareamiento, lo que reduce el número de cachorros que nacen con la dolencia.

Cuidados durante la etapa de crecimiento del perro

Tanto en las primeras etapas de su vida como cuando ya no son cachorros es bueno que tengan los mejores cuidados. Sin embargo, es en esos primeros meses cuando se ponen las bases de su crecimiento y de su vida posterior.

Por eso, lo idóneo es proporcionarles una alimentación natural cocinada especialmente para ellos, planificada en una dieta completa, equilibrada y supervisada por nutricionistas. El control del peso es otra clave en los primeros meses. Un exceso sobrecargaría sus articulaciones y se resentirían sus huesos. Un Bulldog Francés cachorro, por ejemplo, tiene más altas probabilidades de sufrir displasia de cadera por su natural tendencia a la obesidad.

Conclusiones y recomendaciones finales sobre la displasia de cadera en perros

Conclusiones y recomendaciones finales sobre la displasia de cadera en perros
Conclusiones y recomendaciones finales sobre la displasia de cadera en perros

Como acabas de ver, sufrir la displasia implica dolores, molestias y dificultades de movilidad. Por tanto, a menudo necesita ayuda para la realización de las tareas básicas de la vida diaria. Esto incluye acciones como salir a pasear, comer o desplazarse por la casa.

Hay soluciones para adaptar la vivienda y hacerla más accesible. A esto se suman las posibilidades de tratamiento, que van desde los fármacos hasta la intervención quirúrgica que requieren los casos más graves. El ejercicio moderado y suave, el control de peso y la administración de calmantes son prácticamente obligatorios.

Curar la displasia de cadera en perros no es posible, pero sí prevenirla o tratarla una vez que ha aparecido. Para ello, informarse y llevar a la práctica los consejos y recomendaciones de expertos puede ayudar en gran medida. Es una patología frecuente, por lo que las revisiones y visitas al veterinario también son muy útiles para combatirla. Recuerda que en Dogfy Diet contamos con un equipo de nutricionistas que prepara una dieta adaptada a las necesidades de tu perro. Además, te damos acceso a una prueba con descuento de 14 días.

FAQ

¿Se diagnostica en unas determinadas razas más que en otras?

Sí. Por ejemplo, es prácticamente inexistente en los galgos. Sin embargo, es común en otras más corpulentas, como mastines, sambernardos, pastores alemanes, golden retrievers rottweilers, por solo citar algunos. También hay otras de pequeño tamaño, como los carlinos, con propensión a sufrirla. Aunque es una enfermedad relativamente común, solo un porcentaje reducido de estas razas suele manifestarla.

¿Afecta la alimentación a su aparición?

Una alimentación natural contribuye a la salud general y, por lo tanto, cuando se proporciona desde el nacimiento, favorece al organismo del animal. De la misma manera, como combate el sobrepeso, puede ser un factor que reduzca la posibilidad de sufrir esta dolencia. Para ello, tiene que basarse en ingredientes naturales y frescos, huyendo de los productos procesados.

Por lo tanto, no sería correcto afirmar que una mala nutrición incremente las posibilidades de sufrirla, pero sí lo contrario. Comiendo bien, se previene.

¿Tiene relación con la artrosis?

Son dos cosas diferentes, aunque están relacionadas. Por ejemplo, la displasia implica un desajuste de la articulación que, a su vez, lleva a un deterioro desencadenante de la artrosis. Por lo tanto, la primera puede dar lugar a la segunda y, en la mayoría de los casos, esto ocurre en la fase final del proceso degenerativo.

¿Cómo se determina su gravedad?

Hay varias formas de determinar los diversos grados. La más habitual es hacer una radiografía alrededor del primer año de vida. En este procedimiento, no obstante, hay que seguir una serie de pautas a rajatabla. Es importante que la posición sea la correcta, que no haya ningún movimiento y que los músculos estén sin tensión. Por eso se administra una sedación leve.

Hay ocasiones en que la gravedad es tal que a simple vista puede apreciarse cojera o incomodidad al moverse. Esto ocurre ya en procesos muy avanzados, cuando se llega a la edad adulta.