La torsión gástrica en perros también recibe el nombre de síndrome de dilatación vólvulo gástrico (DVG). Es una enfermedad de carácter agudo y bastante grave. Se produce, sobre todo, tras ingerir agua o alimentos en cantidades copiosas y de manera rápida. La única intervención posible para restablecer su salud es la quirúrgica, que ha de llevar a cabo un profesional.
En este artículo, te proporcionamos información para que aprendas a distinguir esta afección y actúes con diligencia y rapidez. También vamos a compartirte una serie de consejos para que te enfoques en la prevención.
¿Qué es la torsión gástrica en perros y cómo se produce?
Es un trastorno agudo y grave que se produce cuando el estómago del perro gira sobre su propio eje, por regla general, media vuelta o una vuelta completa. Como consecuencia, estrangula la entrada y salida de la víscera, e impide el paso de líquidos, gases o alimentos.
En ese estado, cuando fermenta el contenido que hay en la cavidad, provoca una gran hinchazón en el animal. Con frecuencia, esta distensión comprime tanto los vasos sanguíneos, que impide el riego en el estómago o en toda la parte ventral.
Esta falta de riego sanguíneo puede causar complicaciones. Algunas de ellas son:
- Arritmias cardíacas que, en principio, pueden tratarse con fármacos, pero es necesario llevar a cabo un seguimiento de su evolución.
- Necrosar el tejido estomacal y sea imprescindible la extirpación de la parte dañada. Sin embargo, si está demasiado extendida, no es posible salvar la vida de tu perro.
- Daños en el bazo, ya que al girar el estómago, este también lo hace. En consecuencia, en muchos casos, produce grandes hemorragias que hacen inevitable su extirpación.
Con frecuencia, la falta de riego sanguíneo es tan severa y deteriora tanto el estado del perro que no es posible salvarlo. No en vano, la mortalidad de esta enfermedad se sitúa entre el 5 y el 15 %.
Por tanto, ante la sospecha de una torsión de estómago en perros, lo mejor es que acudas con urgencia al veterinario. Es una dolencia que no revierte sola y empeora rápidamente, por lo que el tiempo es un factor determinante.
Causas de la torsión gástrica en perros
Aunque la causa exacta es desconocida, existen varios factores que contribuyen a su desarrollo. Te mencionamos algunos de ellos:
- La rotura de los ligamentos que fijan el estómago a la pared abdominal. Es lo que permite a la cavidad moverse y girar sobre sí misma.
- Sobrealimentación o comida copiosa.
- Ingesta de grandes cantidades de agua o de alimento después de llevar a cabo una actividad física intensa.
- Factores de tipo genético, como la conformación del tórax y la disposición del estómago en relación con otros órganos. Por ello, existen ciertas razas más propensas a padecerla que otras, como los pastores alemanes o belgas, el gran danés, el dóberman, etc.
- Estrés y ansiedad, pueden derivar en que tu perro ingiera cantidades importantes de comida o agua en un reducido plazo de tiempo.
- Enfermedades gastrointestinales previas, como gastritis o enfermedad inflamatoria del intestino. Esto es vital que lo tengas en cuenta en el caso de cachorros enfermizos.
- Edad avanzada. Es un factor decisivo, porque los ligamentos que fijan el estómago a la pared abdominal pueden estar más debilitados.
Síntomas de la torsión gástrica en perros
Es una enfermedad que progresa con dolor y, si conoces bien a tu perro, es posible que aprecies un comportamiento inusual. Por ejemplo, puede suceder que no quiera tumbarse sobre el abdomen o que, si está sentado, baje los ojos hacia la parte ventral. Además, es posible que muestre algunos de los siguientes síntomas:
- Presenta distensión o hinchazón abdominal.
- Muestra dificultad para respirar y jadea mucho.
- Manifiesta una salivación excesiva y episodios de arcadas.
- Tiene vómitos improductivos, aunque también pueden ser escasos y sanguinolentos.
- Las patas están frías.
- Presenta signos de debilidad e, incluso, pérdida de conocimiento.
- Puede cursar con fuertes temblores e intensos dolores abdominales.
- Las mucosas tienen un tono muy pálido.
- Está agitado o muestra inquietud.
- Sus latidos son rápidos e irregulares.
Diagnóstico de la torsión gástrica en perros
Lo debe acometer un veterinario. Para eso, es relevante la información que le proporciones sobre tu perro y la medición de sus constantes vitales. Entre ellas, comprobará la frecuencia respiratoria y cardíaca y la temperatura. Casi todas estas pruebas están encaminadas a evaluar su circulación sanguínea. Es posible que el paciente necesite ya fármacos que favorezcan su estabilización.
Para cerciorarse del diagnóstico, lo usual es que utilice radiografías o ecografías. Una imagen radiográfica típica del estómago con esta dolencia tiene la forma de un gorro con una borla.
En cuanto se asegure, procederá a estabilizar lo mejor posible al perro, porque, de lo contrario, lo puede intervenir. A continuación, preparará la anestesia y la intervención quirúrgica.
Tratamiento para la torsión gástrica en perros
Ha de ser inmediato y con carácter de urgencia, dado que no es posible la recuperación sin una actuación mecánica. Esto es, no existe tratamiento farmacológico para corregirlo. Solo se puede volver a colocar el estómago en su sitio de manera manual.
Como consecuencia, el tratamiento suele constar de dos etapas fundamentales de las que te hablamos a continuación.
1. Tratamiento de emergencia para salvar la vida del perro
El primer objetivo que persigue el veterinario en estos casos es la estabilización del perro. Es vital para proceder, después, con la intervención. Para ello, puede ser necesario administrarle tanto oxígeno como líquidos intravenosos o analgésicos.
En ocasiones, también es imprescindible aliviar la presión estomacal. Por esta razón, inserta una sonda nasogástrica que facilita que el gas salga y comienza el vaciado del estómago. De esta manera, descenderá la distensión y el sufrimiento de tu perro.
2. Cirugía para corregir la torsión gástrica y prevenir complicaciones
La cirugía se suele efectuar en muy poco tiempo tras la llegada a la clínica y se lleva a cabo bajo anestesia general. Lo habitual es que apenas pasen de una a tres horas antes de la intervención.
El veterinario procede a la apertura de la cavidad abdominal y comprueba la situación del estómago, si tiene tejido necrosado y si el bazo está afectado. Por otro lado, también buscará otras posibles alteraciones, como inflamaciones evidentes en tejidos próximos o la presencia de cuerpos extraños.
Una vez examinado todo, corregirá el desplazamiento del estómago y del bazo, en su caso. Es frecuente que, al volver a colocar, se practique una gastropexia. Se trata del procedimiento que fija de nuevo el estómago a la pared abdominal. En otras palabras, se vuelve a coser a ella. Así, se limita su movimiento y se previene una nueva torsión en el futuro.
Igualmente, la recuperación se lleva a cabo con supervisión facultativa. El veterinario controlará las constantes vitales y seguirá una pauta farmacológica, especialmente dirigida a prevenir complicaciones postoperatorias, como la peritonitis. Sin embargo, también es importante contrarrestar las posibilidades de una infección bacteriana. Algunos de los fármacos habituales son los siguientes:
- Terapia con fluidos: consiste en la administración de líquidos por vía intravenosa o subcutánea para evitar que se deshidrate, al tiempo que contribuye a reemplazar los nutrientes perdidos. También permite combatir la fiebre si esta hace acto de presencia.
- Analgésicos: es crucial no proporcionar esta clase de medicamentos indicada para humanos a tu perro, porque pueden ser tóxicos para él. Existen analgésicos caninos especiales como los antinflamatorios no esteroideos en su dosis óptima o algunos opiáceos.
- Antiinflamatorios: los más usados son los no esteroideos antes mencionados, los corticosteroides, como la prednisona, y los inhibidores de la coenzima COX-2, presente en los tejidos inflamados.
- Antibióticos: los más empleados son la amoxicilina, la cefalexina, la clindamicina y la doxiciclina. El veterinario determinará el idóneo.
- Protectores de estómago: se utilizan, sobre todo, si el tratamiento incluye antinflamatorios no esteroideos, ya que uno de sus efectos puede ser causar daño estomacal. Suele recurrirse al omeprazol, al sucralfato y a la famotidina.
Prevención de la torsión gástrica en perros
Una de las prácticas veterinarias recurrentes con determinadas razas de perro proclives a sufrir esta afección es la gastropexia profiláctica. Se trata de una intervención que consiste en coser su estómago a la pared abdominal, con el fin de reforzar la sujeción de los ligamentos. Es mínimamente invasiva, dado que se realiza con laparoscopia.
Es común hacerla, por ejemplo, en hembras jóvenes que se van a esterilizar. Así, se aprovecha esa intervención para aplicarla. Al ser preventiva, tiene un postoperatorio más benévolo y leve. También puedes adoptar otras costumbres sanas, que favorezcan la reducción del riesgo.
1. Controlar la alimentación y evitar la ingesta de grandes cantidades de comida de una sola vez
Muchos perros son verdaderamente voraces o glotones, y debes esforzarte en educarlos al respecto. Te facilitamos algunos consejos para controlar su dieta:
- Aliméntalo a base de raciones más pequeñas y frecuentes en lugar de una o dos comidas grandes al día.
- Utiliza comederos diseñados específicamente para impedir que coma rápidamente y en grandes cantidades. Los puedes hallar con el nombre de alimentadores lentos, antiestrés o antivoracidad.
- No permitas que haga ejercicio intenso inmediatamente después de comer.
- Controla el contenido graso y la cantidad de carbohidratos de su alimentación, ya que le pueden causar hinchazón y gases.
- No le des alimentos para humanos peligrosos para él, como chocolate, cebolla o uvas.
- Consulta con un especialista para establecer la cantidad de alimento y el tipo de dieta adecuados en tu caso. Eso te ayudará a que se mantenga en el peso correcto.
- Si le das pienso de perros, evita que beba mucha agua después de comer. El pienso aumenta de volumen con el líquido y puede causarle hinchazón estomacal. Si, por comodidad, optas por este alimento, que sea en raciones reducidas.
2. Evitar el ejercicio físico intenso después de comer
Es bueno que lo acostumbres a descansar tras la ingesta de comida. Además, te serán de utilidad los siguientes hábitos:
- Establece una rutina para alimentarlo y trata de hacerlo a la misma hora cada día. Así, aprenderá cuándo es el momento de comer.
- Espera antes del ejercicio, al menos, 30 minutos o una hora después de la comida. Esto le dará tiempo suficiente para digerirla y evitará que el estómago se llene de aire.
- En lugar de hacer ejercicio intenso después de comer, opta por el descanso o por actividades más suaves, como dar un paseo tranquilo o jugar suavemente.
3. Controlar el ambiente y evitar situaciones de estrés que puedan dañar la salud del perro
Resulta indispensable para la salud y el bienestar de tu can. Te proporcionamos algunos consejos que pueden ayudarte:
- Identifica los desencadenantes del estrés en tu perro, como viajar en coche, ir al veterinario, ruidos fuertes, etc.
- Provéele de un ambiente en el que se sienta seguro. Ha de ser tranquilo, donde nadie le moleste cuando quiera descansar o relajarse. También conviene que disponga de una cama cómoda, juguetes y todo aquello que ayude a reducir su estrés.
- Planifica con anticipación cualquier situación que pueda causarle estrés. Por ejemplo, si se pone nervioso en los viajes en coche, haz viajes cortos y ve aumentando de forma progresiva el tiempo y la distancia.
- Favorece el ejercicio regular y la estimulación mental.
- Evita que coma junto a otros perros o en presencia de niños para que no se altere ni se apresure.
- Usa técnicas de relajación como masajes suaves, música y aromaterapia para contribuir a la reducción del estrés.
- Busca ayuda profesional si muestra signos de estrés graves o persistentes. Tanto el veterinario como un entrenador pueden proporcionarte asesoramiento y estrategias específicas para tu caso concreto.
Conclusiones y recomendaciones finales sobre la torsión de estómago en perros
La torsión de estómago en perros es una afección grave que compromete seriamente la vida de cualquier can. Una alimentación excesiva y el ejercicio intenso después de comer incrementan el riesgo de padecerla.
Por otro lado, es fundamental que, como propietario, estés familiarizado con sus síntomas. Entre ellos, destacan la hinchazón abdominal, la debilidad y la dificultad para respirar. Si sospechas que tu perro está sufriendo un episodio agudo, debes buscar atención veterinaria de urgencia de inmediato.
En cuanto a la prevención, es importante controlar la alimentación y evitar que ingiera grandes cantidades de comida de una sola vez. Tampoco debe realizar ejercicio vigoroso después de comer y resulta necesario proporcionarle un ambiente tranquilo y seguro para reducir el estrés y la ansiedad.
Preguntas frecuentes
¿La torsión gástrica en perros solo afecta a perros grandes?
No, pueden sufrirla también los perros pequeños. Sin embargo, es cierto que las razas medianas y grandes son más proclives a padecerla. Lo mismo que es más frecuente en machos que en hembras.
¿Cuánto puede vivir un perro con torsión gástrica?
Hay casos clínicos que han permanecido, más o menos, estables entre 48 y 72 horas. No obstante, es una dolencia imperativa urgente que requiere una intervención quirúrgica inmediata. No hay remedio casero ni tratamiento que pueda corregir este tipo de desplazamientos.
¿Una torsión de estómago en perros siempre ocurre después de comer o beber?
Lo más habitual es que así sea, pero se han documentado casos en los que se ha producido una torsión gástrica en ayunas.
¿Un perro con torsión gástrica se puede recuperar bien?
Si se actúa con rapidez y no se han presentado complicaciones, la recuperación puede ser total. Una vez más, reiteramos la importancia de una actuación urgente para tener un buen diagnóstico final. En el caso de que hayan surgido complicaciones, todo dependerá de su relevancia, de la edad y del buen estado de salud previo de tu perro.